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El caleidoscopio de la naturaleza

Un recorrido extenso por toda la Patagonia argentina (La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego) en busca de sus clásicos destinos y paisajes, por supuesto, pero también intentando captar datos curiosos, anécdotas nunca reveladas, secretos que llamarán la atención de todos. 

En algunas regiones del mundo, los agentes turísticos y la actividad en sí mantienen una estricta estacionalidad y sus atractivos parecen dibujados para una tarjeta postal.

Por la cantidad, variedad y tipología de los enclaves de la Patagonia argentina, los viajeros siempre tendrán la chance de aventurarse y descubrir ese atractivo que aún no fue revelado al turista masivo y que le agrega valor a la experiencia de viaje.

De este modo en Viajando nos embarcamos en una tarea detectivesca con el afán de facilitarles la búsqueda. Por eso, gastamos las zapatillas desandando kilómetros de terreno patagónico, consultando con especialistas y conversando con los locales para esbozar esta pequeña guía de secretos al sur del continente.

COLORES PAMPEANOS.

Suele encasillarse a La Pampa como un destino de paso porque es el punto que conecta el centro y el sur de Argentina. Muchas veces queda relegada como opción turística, sin embargo guarda algunas experiencias únicas que vale la pena conocer.

En primer lugar a sólo 35 km. de Santa Rosa, capital de la provincia, se encuentra el Parque Luro, una reserva provincial declarada área protegida y Patrimonio Natural, Histórico y Cultural, desde mediados de la década del 90. De las 7.600 ha. que conforman la reserva, 1.600 fueron asignadas a la Subsecretaría de Turismo y otro tanto se preserva con fines de investigación.

De este modo, el parque vincula atractivos históricos y naturales imperdibles como El Castillo, denominación que recibió el casco de la estancia de acuerdo a sus dimensiones y facilidades, así como dos museos anexos: El Caserío y San Huberto.

La construcción de El Castillo, una casona de impronta francesa, perteneciente a Pedro Olegario Luro, médico, estanciero y legislador, comenzó en 1907 para establecerse como residencia de los propietarios.

El Castillo ostentaba cocheras, caballerizas, piscina y hectáreas de parque, donde se introdujeron varias especies de animales exóticos, además de la fauna local.

Algunos descendientes de aquellas especies pueblan, actualmente, el indómito bosque pampeano que circunda la región. Por eso, cada año con la llegada del otoño tiene lugar un espectáculo natural único: la brama del ciervo colorado.

De esta manera, el paisaje es acompañado por el estremecedor y gutural sonido (brama) que emiten los machos de la especie cuando entran en celo y se preparan para formar un harén y luchar contra cualquier oponente que pretenda impedirlo.

¿Sabías que…? a 112 km. de Santa Rosa, en la localidad de Carro Quemado, se encuentra la estancia La Holanda que emerge en pleno monte pampeano y pone en valor el museo-atelier del gran pintor español Antonio Ortiz Echagüe, retratista de la corte del rey Alfonso XIII, que llegó a tierras argentinas en 1933 y trajo consigo un impresionante acervo pictórico propio.

Esta colección se expone en La Holanda y los visitantes pueden planificar una estadía con o sin pernocte y dejarse sorprender por la fuerza y la expresión que caracterizan la obra de este reconocido artista europeo. La gastronomía y la calidez de sus anfitriones hacen el resto para que la estadía sea perfecta.

EL DATO. En La Pampa existe una colonia menonita, "Nueva Esperanza", que se ubicada a 35 km. de Guatraché sobre la Ruta Provincial Nº 3.

La comunidad conserva sus costumbres y tradiciones holandesas y alemanas. Llevan una vida sencilla, alejada de la modernidad. Sus principales actividades son: tambo, quesería, carpintería, metalúrgica, comercio de ramos generales, confección de prendas de vestir, elaboración de conservas, construcción de carruajes, cría de animales de corral y cultivos propios de la huerta.

Los domingos es posible visitar la colonia menonita, junto a un guía, y degustar su gastronomía, además de conocer sus variadas actividades.

RíO NEGRO NO SE ACABA NUNCA.

Si hay un destino patagónico estrella es San Carlos de Bariloche. La belleza de sus paisajes, los paseos lacustres por el lago Nahuel Huapi, el Cerro Otto y su confitería giratoria; la preparación del curanto en Colonia Suiza o el ascenso al Cerro Catedral confirman la variedad de atractivos que ostenta la provincia.

Sin embargo, hay algunas experiencias que vale la pena relevar cuando el viajero presenta la siguiente inquietud: “Vamos a Bariloche, nos encanta el turismo aventura, la montaña y el lago, pero queremos dos o tres días en modo playa”.

La respuesta no se hace esperar ya que sobre la costa marítima de Río Negro, en el corredor donde convergen localidades como San Antonio Este y Oeste, se encuentran dos playas agrestes de gran belleza con aguas cálidas y transparentes, distantes a 2 y 5 km. de Las Grutas.

En primer lugar sugerimos La Rinconada, cuya superficie rocosa es similar a un paisaje lunar en un área de restingas, donde los pescadores y los amantes de la tranquilidad se disponen a pasar el día sin sobresaltos y con la comodidad de un parador que les permite proveerse de lo indispensable para disfrutar del descanso playero y los baños de mar.

Por su parte, Piedras Coloradas, a 5 km. al sur de Las Grutas, le debe su nombre al macizo precámbrico de color rojo muy presente en la zona, que resulta ideal para disfrutar en familia, realizar pesca deportiva, practicar esnórquel, sandboard, además de ser un enclave elegido por observadores del cielo austral, poetas y pintores.

¿Sabías que…?  En Río Negro se encuentra el cerro Tronador, un volcán geológicamente activo en proceso de erosión, que se localiza al sur de la cordillera de los Andes y se puede visitar en excursión desde Bariloche.

A los pies del cerro se desprende una lengua glaciaria cubierta de ceniza volcánica que le aporta su coloración oscura. Su fisonomía, junto al ensordecedor estruendo de los desprendimientos glaciarios. constituyen un atractivo imperdible durante todo el año.

EL DATO. En esta región, durante el día los pescados y mariscos recién extraídos del océano llegan a los restaurantes locales para que los cocineros preparen manjares a base de pulpitos, vieiras, merluza, salmón y abadejo concitando la devoción de los viajeros que pasean por la zona.

NEUQUÉN: UN EDÉN DE FLORES Y MADERA.

Neuquén cuenta con el imperdible circuito paisajístico conocido como la Ruta de los Siete Lagos. Se trata de un rosario de paisajes lacustres donde los reflejos azules y verde esmeralda pugnan con los techos rojizos de las construcciones características y se potencian con el color canela de los troncos de los arrayanes.

Durante la primavera y el verano, la ciudad de San Martín de los Andes gana en color y textura ya que todas sus calles se cubren de rosales en flor que adornan las construcciones alpinas.

Desde allí se accede al Parque Nacional Lanín, donde, además de admirar la silueta del volcán homónimo, es posible practicar deportes de aventura.

Por su parte, Villa La Angostura es el enclave ideal para descansar, saborear gastronomía de alta gama y apreciar diseño y arquitectura en excelentes opciones de alojamiento, que complementa su paisaje de ensueño. Desde el muelle de la comarca parten catamaranes que navegan el lago Nahuel Huapi y llegan hasta el único bosque de arrayanes transitable del mundo, que se localiza a 12 km. en un extremo de la península de Quetrihue.

¿Sabías que…?   El río Correntoso es uno de los más cortos del mundo. Se extiende desde la desembocadura del lago del mismo nombre hasta el Nahuel Huapi y su extensión no supera los 300 m. Vale tomarse una foto desde el puente elevado para apreciar toda su longitud.

EL DATO. Muy cerca de allí vale la pena visitar Villa Traful, una localidad que integra el corredor de los lagos en el suroeste de la provincia. Desde los miradores de los cerros Negro y Penitentes se aprecian las mejores vistas del lago Traful y las imponentes figuras del volcán Lanín (del lado argentino) y el Villarrica (del lado chileno).

Desde Viajando recomendamos embarcarse para descubrir el bosque sumergido bajo las aguas del lago Traful. Se trata de un conjunto de 60 cipreses secos que se yerguen desde el lecho lacustre hacia la superficie.

MUNDO CHUBUT.

Puerto Madryn, Península Valdés, el valles del río Chubut, la meseta patagónica y el corredor de la Ruta 40 son solo algunos de los atractivos inigualables de la provincia, que como se advierte guarda secretos en todas sus latitudes.

En primer lugar, desde Esquel, el corredor de la Ruta 40 ofrece condiciones climáticas inmejorables para el desarrollo de cultivos.

La ceremonia del té galés en Gaiman; el avistaje de toninas en el Puerto de Rawson, la visita al Museo Egidio Feruglio en Trelew; o la posibilidad, de acuerdo a las condiciones climáticas, de abordar un submarino para experimentar un singular avistaje de ballenas desde Puerto Pirámides completan parte de la experiencia local.

Sin embargo, hay algunas perlitas como la navegación por el lago Puelo, que ofrece una tonalidad turquesa única, que se complementa con el verde intenso de la selva valdiviana. Allí es recomendable participar de una relajante caminata guiada, incluida en la propuesta.

¿Sabías que…?   En Trevelin, donde se encuentran los viñedos más australes del continente, en octubre florecen maravillosos campos de tulipanes y de peonias. Por este motivo la visita a bodegas y fincas de cultivo, en esta época del año, se convierte en una experiencia surreal en los alrededores del paralelo 42.

EL DATO. En el top de los imperdibles se encuentra el Parque Nacional Los Alerces, que en su extensión cuenta con distintos tipos de hospedajes, refugios de montaña y los paisajes naturales más impactantes: desde una laguna verde, otra escondida, un alerzal milenario, varias cascadas, pinturas rupestres, fauna, flora y hasta tranquilas playas de canto rodado.

SANTA CRUZ. UNA ACUARELA DE AZULES NATURALES.

La estrella de la provincia siempre será el Parque Nacional Los Glaciares. Desde la localidad de El Calafate, distante a 80 km. del parque, se organizan los paseos para conocer el glaciar Perito Moreno, el más visitado del predio. Además es recomendable embarcarse en los catamaranes que navegan por el lago Argentino y ofrecen las mejores postales de este Patrimonio de la Humanidad.

En El Calafate recomendamos visitar Glaciarium, un centro de interpretación que da cuenta de la importancia de los glaciares de manera didáctica pero con base científica. En sus instalaciones se inauguró un bar de hielo que aporta la cuota lúdica a este atractivo.

En El Chaltén, considerado la Capital Nacional del Trekking, hay que animarse a una caminata de mediana duración (casi tres horas) para acercarnos al Lago del Desierto, uno de los enclaves más bellos de este sector del mundo. Vale la pena.

¿Sabías que…?  A 60 km. de Río Gallegos se accede a la Reserva Provincial Laguna Azul. Conformada por un espejo de agua rodeado de conos volcánicos que conforman un paisaje muy particular.

Distante a 124 km. se encuentra Cabo Vírgenes, el km 0 de la Ruta 40.

Aquí se puede visitar un museo y conocer la historia del faro y de los distintos naufragios que acontecieron en la zona. Una aventura familiar de piratas para compartir el viaje de un modo distinto.

EL DATO. Al comenzar a transitar la Ruta 40, camino a la imperdible Cueva de las Manos, recomendamos una parada en La Leona, un almacén de ramos generales de dos siglos de antigüedad.

Desde la localidad de Lago Buenos Aires se accede al cañadón del río Pinturas, donde se aprecian las valiosas pinturas rupestres de miles de años de antigüedad. Se visitan de noviembre a abril.

Entre las formaciones de cañadones se encuentra un curioso río de sal. Además, desde la cercana localidad de Los Toldos se organiza un mini trekking que permite aprecia un paisaje lunar y una formación geológica similar al cerro de los Siete Colores de Purmamarca en Jujuy, pero hacia adentro de la tierra. Imperdible.

USHUAIA. LA MAGIA DEL FIN DEL MUNDO.

Claro que todo viaje tiene su fin y en el caso de la travesía patagónica, Ushuaia constituye un plato fuerte. La navegación por el canal de Beagle, la visita al Parque Nacional Tierra del Fuego y la deliciosa gastronomía agregan valorar a la posibilidad de recorrer una isla en el confín de la Tierra.

Uno de los imperdibles es la excursión en el Tren del Fin del Mundo que tiene frecuencia los 365 días del año y hace un trayecto de 7 km. Tanto los rieles como los durmientes, las vías y los vagones fueron renovados, y los viajeros disfrutan del bosque fueguino mientras bordean el río Pipo hasta la estación del Parque.

Desde el centro de Ushuaia hacia la Ruta Nacional N° 3 se recorren 8 km. hasta la estación Fin del Mundo del Ferrocarril Austral Fueguino.

¿Sabías que…? El faro que se divisa en el paseo por el canal de Beagle no es el faro del Fin del Mundo que inspiró a Julio Verne.

El faro del Fin del Mundo (llamado San Juan de Salvamento) estaba en la Isla de los Estados y fue el primero de nuestra patria. Si visitan el Museo Marítimo y del Presidio podrán ver una reconstrucción.

El faro de la foto clásica de Ushuaia se llama Les Éclaireurs, tiene 11 m. de altura y rodearlo con la embarcación al caer la tarde para contemplar de qué manera los rayos del sol impactan en su torre y tiñen la atmósfera de colores rosados, lilas y celestes es la mejor imagen para concluir un periplo donde la naturaleza desplegó toda su magia, develó sus secretos y premió nuestro espíritu viajero con imágenes exclusivas, inigualables y por ende tan valiosas que son imposibles de comprar.

El DATO. En Ushuaia funcionó desde 1902 hasta 1947 una temible prisión. El primer grupo de convictos llegó a Ushuaia en enero de 1896 a bordo del buque 1° de Mayo –entre ellos, 9 mujeres–. Una vez en la ciudad, se asentaron en casas de madera y chapa mientras se construía el edificio que, con los propios convictos como mano de obra, se terminó en 1920.

En 1947 dejó de funcionar como cárcel y hoy alberga varios museos: el del Presidio, el Marítimo y el Antártico; además de una galería de arte, en cuyos muros resuenan escalofriantes historias, como la del “Petiso Orejudo” o la de Simón Radowitsky, "el mártir de los anarquistas", quien protagonizó un escape al mejor estilo cinematográfico, pero fue atrapado cuatro días después en territorio chileno.

El tren parte desde el mismo terraplén que recorrieron los presos 100 años atrás para trasladar la leña desde el bosque a la ciudad. De aquel antiguo ferrocarril se conservan una locomotora y un vagón en el Museo Marítimo.

 

Agradecemos especialmente la colaboración de Sonia Renison, periodista especializada y autora del libro La Ruta 40 de Planeta Libros; y a Cintia Poti, licenciada en Turismo y representante de Cuyun Co Turismo.

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