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Diez razones para visitar Puerto Plata

Siempre hay motivos para conocer este destino que se localiza en la costa norte de República Dominicana. Su característica es la riqueza natural. Por eso, más allá de sus playas, atesora una diversidad geográfica única entre montañas, ríos, saltos de agua y bosques.

Al norte de República Dominicana se abre una región pródiga en paisajes: además de sus indiscutibles bellas playas, despliega montañas, ríos, saltos de agua y mucho verde. Puerto Plata tiene, además, historia y poblados de interés que se asientan en sus alrededores. Por eso, si uno no estuvo, bien vale la pena conocer, pero si ya viajó, siempre hay motivos para volver.

-Centro histórico. Cuando cae el implacable sol caribeño es hora de enfilar hacia el centro histórico de Puerto Plata, un conglomerado de casas de estilo neoclásico y victoriano de fines del siglo XIX devenidas en tiendas, bares y clubes nocturnos. El paseo tomará como epicentro al parque principal en cuyo derredor se ubican la Catedral de San Felipe, el Club de Comercio, el Ayuntamiento, el Club Fe en el Porvenir y la glorieta central. Muy cerca de allí se levanta el Museo del Ámbar, en una antigua y esplendorosa mansión de estilo neoclásico, que contiene seres vivos fosilizados haces millones de años en esas piedras semipreciosas. Como dato curioso, ahí se encuentra la mosca que se aprecia en la película Jurassic Park, de Steven Spielberg.

-Malecón. Otra excursión para hacer al atardecer es alquilar una bicicleta y seguir el derrotero del Malecón que se inicia en la Fortaleza San Felipe, que data de 1577, construida para defender la ciudad de los piratas. Posteriormente fue utilizada como cárcel. La travesía bordea el océano Atlántico y culmina en Long Beach.

Para profundizar más sobre la historia, entonces habrá que alejarse del malecón, incluso salir de los límites citadinos, y tomar rumbo a las ruinas de La Isabela. El lugar tiene un significado fundamental ya que se trata del primer asentamiento europeo en suelo americano. Este legado yace en la ribera del río Bajabónico, donde se documentó la primera misa católica, hoy simbolizada con una iglesia construida en 1994. Como cierre del paseo, la playa Luperón está ahí nomás. Si bien está jalonada por rocas, cuenta con un área apta para bañarse.

-Ron Brugal. Esta pócima casi mágica que es necesario probar se origina de la combinación justa y perfecta entre el alcohol destilado preparado en San Pedro de Macorís y el agua de manantial que prodiga la región de Puerto Plata. Todo se inicia con la caña de azúcar cultivada en suelo dominicano que da lugar a la melaza, la cual se fermenta y destila. El producto pasará un tiempo largo –mínimo un año– madurando sus sabores y aromas en barricas de roble blanco americano para terminar en una botella sobre la mesa de un afortunado comensal. El proceso y sus secretos pueden conocerse de cerca en una visita guiada que también contempla la posibilidad de comprar el ron.

-Playas. Hay varias que se suceden por más de 100 km. Cabe mencionar Punta Rucia, al oeste de Puerto Plata, apenas retirada de las áreas más turísticas, que ofrece arenas blancas y hermosas vistas de las montañas. Es popular entre los aficionados al esnórquel, debido a la presencia de un gran arrecife de coral; y por quienes practican birdwatching, ya que atesora una laguna que es morada de varias especies.

Menos difundidas, pero muy bonitas al final son Caletón, una playa algo escondida entre la vegetación, ubicada en la carretera entre Río San Juan y el desarrollo del complejo de golf y playa, Playa Grande. Quien desee un espacio tranquilo, El Bretón es una pequeña caleta cuyas aguas apacibles son perfectas para nadar o practicar esnórquel. Playa Grande, en cambio, refleja en su nombre lo que es: extensa y con un paisaje adornado por palmeras. Está situada entre Río San Juan y Cabrera, a unos 120 km. al este de la ciudad de Puerto Plata.

Uno de los polos más desarrollados turísticamente es Costa Dorada, con un puñado de hoteles all-inclusive; y Playa Dorada, donde se levantan varios complejos hoteleros, la mayoría con la modalidad todo incluido, así como un campo de golf de 18 hoyos diseñado por Robert Trent Jones y un centro de entretenimientos con restaurantes, discotecas y casinos que complementan la oferta de diversión.

A 25 km. de Puerto Plata, Sosúa continúa siendo un gran imán para los turistas. Su playa en forma de U es muy buscada por sus aguas calmas y de color turquesa, así como por su riqueza submarina que la hace perfecta para los amantes del buceo y el esnórquel (en el sitio El Canal). Cabarete, por último, es el destino predilecto de los jóvenes, bohemios y adeptos a los deportes de aventura.

-Paseos cercanos. Si el turista ya conoce cada una de las playas y está ávido de nuevas propuestas, entonces podrá tomarse una excursión en busca del cayo Paraíso, un promontorio de arena que a veces desaparece por las olas del mar, rodeado por arrecifes, siendo la meca de los buceadores y los menos avezados que se animan al esnórquel.

Otra alternativa bien diferente es cubrir la Ruta del Cacao, en Altamira, conocer de cerca las plantaciones, el proceso de elaboración y hasta darse el gusto de probar el chocolate. Por último, al oeste de Puerto Plata es posible descubrir el Santuario de Mamíferos Marinos y observar a los manatíes que habitan allí.

-Aventura. En las montañas de la cordillera Central, tapizadas por pinos, se recuesta el pueblo de Jarabacoa. La propuesta consiste en un paseo a caballo por la zona y como corolario un baño en el salto del Baiguate.

Quien se incline por más aventura, en estas tierras es posible practicar rafting: en el río Yaque del Norte es muy usual. Hay programas de día completo que incluyen el almuerzo.

Otra posibilidad es el buceo en cavernas de agua dulce, que se encuentran a poca profundidad, con una excelente visibilidad (61 m.).

-Chicos. A 5 km. de Puerto Plata, en Cofresí, se encuentra el Ocean World Adventure Park, donde el viajero tendrá la opción de nadar con delfines, interactuar con rayas y tiburones, presenciar los espectáculos de leones marinos y visitar el área de aves tropicales. También hay un acuario de arrecife de coral para sumergirse en medio de cientos de peces exóticos.

Especial para los adolescentes, Fun City cuenta con tres pistas de go-karts donde se puede correr a alta velocidad. Para los más chicos ofrece la atracción de los autitos chocadores. Cabe mencionar que Fun City está cerca de los hoteles de Playa Dorada y Costa Dorada.

Localizado entre Sosúa y Cabarete, Monkey Jungle es el hogar de los monos capuchinos. Además, este parque dispone de una tirolesa con siete estaciones.

-Vida nocturna. Más allá de las propuestas de diversión de los hoteles, existen otras alternativas en la ciudad y los alrededores para bailar merengue, bachata y salsa. Rancho Típico, en Puerto Plata; y el Bar Hemingway, en Playa Dorada Plaza son algunas de las propuestas. Asimismo, el turista puede disfrutar de Visite Bravíssimo, el show de Ocean World, que incluye entrada a la discoteca Lighthouse Disco y al casino. Pero el destino que más actividad nocturna tiene es sin dudas Sosúa, considerado el pueblo que nunca duerme. A todas estas posibilidades se suman los casinos que disponen algunos hoteles.

-Diversidad natural. La zona se caracteriza por una diversidad geográfica única que puede descubrirse en vehículos todo terreno. Plantación de frutas tropicales, el campo dominicano, las comunidades rurales y los 27 Saltos de Damajagua forman parte del derrotero. Pero este último merece un capítulo aparte. Se trata de una excursión por la montaña siguiendo el cauce del río. Quienes deseen afrontar el reto deberán ascender durante una hora para luego descender tres horas a través de cascadas de hasta 13 m. que jalonan el lugar. Sin embargo, es posible emprender una aventura más corta para conocer sólo siete saltos. Esta propuesta está a media hora de la ciudad.

Otra faceta de la riqueza natural es la llegada de las ballenas que se produce de enero a marzo en el área de Silver Banks.

-Jóvenes. Por su oferta de turismo aventura en el mar y su vida nocturna, Cabarete es el destino predilecto de los jóvenes. Allí se practica kiteboarding, windsurf y vela. Los fines de semana son un espectáculo, ya que el mar se llena de barcos y entusiastas del deporte. Cuando llega la noche, los bares, restaurantes y discotecas abren sus puertas para recibir a turistas y locales.

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